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La Justicia en Bananaria
El problema es que Luis Soria no es como su hermano, Luis Soria ayer por ejemplo tuvo un día sincero. Reconoció ante el juez que quedó con los hermanos Esquivel en Magdeburgo. Reconoció que recibió en su despacho de consejero de Industria a los hermanos Esquivel en la época del concurso eólico. Reconoció que sabía que su hermano José Manuel vivía en una casa propiedad de Javier Esquivel. Reconoció Luis Soria a preguntas de la Fiscal que de las 300 empresas que se presentaron al concurso eólico, con los hermanos Esquivel fue con los únicos que visitó una empresa para ver su tecnología, la visita fue unas semanas antes de redactar las bases del concurso. ¿Hay algún Fiscal por ahí, siguen todos de vacaciones? Bueno, perdón, que ayer mismo solicitaron el archivo de una denuncia contra el Excelentísimo por grabaciones clandestinas y presunto ofrecimiento de 600.000 a un denunciante de un caso de corrupción.
Más extraña fue la versión del antiguo casero de PP Manolo. Dijo Javier Esquivel ante el juez que él y su hermano José Ignacio se encontraron casualmente con Luis Soria en Alemania. Hay que tener suerte para estar en un país de 357.027 kilómetros cuadrados, con 82 millones de habitantes y te vienes a tropezar en la puerta de la empresa Enercon con el consejero de Industria que está preparando las bases del concurso eólico al que te vas a presentar y del que esperas obtener 3 millones de euros de beneficio. Eso es tener más suerte que Zerolo jugando a la lotería.
A Luis Soria lo acompañó a Suecia y Alemania Miguel Llorca, que era director de Fomento Industrial y está casado con una hermana del abogado Alfredo Briganty, uno de los tres empresarios que tendrá que comparecer como imputado en el juicio del caso eólico. El exdirector de Energía, Celso Perdomo, no fue al viaje. Celso, que es ingeniero y sabe más de energía eólica que el economista Luis Soria, le comentó a su consejero que no creía oportuno ir a ver una empresa que se podía ver en internet, y que por sus características técnicas sus productos seguramente no servirían para el Parque de Arinaga. Pero el consejero no hizo caso y en Alemania visitó la empresa Enercon a las ocho de la noche y luego cenó con los hermanos Esquivel en el mismo hotel donde se quedaron.
Me perdí la actuación de PP Manolo al comienzo del juicio, pero me dijeron que la historia del viaje a Suecia con escala en Alemania narrada por Luis Soria fue una de las partes más simpáticas del juicio contra Carlos Sosa y Francisco Chavanel. Así que me siento afortunado por haber asistido en directo a la intervención de Luis Soria durante el juicio provocado por el nuevo intento de su hermano PP Manolo de asustar con la amenaza de cárcel y de ruina a quienes cuentan sus obscenidades políticas.
Porque ayer lo que realmente vimos en sede judicial fue la primera parte del juicio del caso Eólico, con la significativa presencia de los hermanos Soria y de José Manuel Arnáiz ante el juez. Lo curioso es que el denunciante era Soria y en el banquillo de los acusados estaban dos periodistas. Lo mismo ocurrió en el en caso Isolux cuando Pepa Luzardo reconoció que, aunque era la alcaldesa, no se había leído el informe que sirvió para dar la concesión de un concurso municipal a una empresa que se había quedado en el último puesto en el primer concurso. En ese juicio (producto de otra denuncia contra Carlos Sosa puesta por PP Manolo) un empresario amigo de Soria reconoció que el presidente del PP lo había amenazado por intentar denunciar el extraño concurso. Soria perdió el juicio pero nadie abrió una investigación sobre las irregularidades y amenazas sorianas que allí se relataron.
Ayer volvió a juzgarse la libertad de expresión. Porque en esta Bananaria que habitamos, los banquillos de los acusados están preparados para que se sienten los periodistas. Nunca llegan a esos banquillos los políticos que viajan con empresarios semanas antes de tomar decisiones públicas que afectan a sus empresas (caso Salmón y caso chalet-eólico), ya que saben que siempre aparece un fiscal o un juez (o magistrada, y a veces una amistad estrecha) en el camino dispuesto a archivar las denuncias que relacionan los amistosos viajes con votaciones de cabildos, de parlamento o con alquileres millonarios sin fianza, sin transferencias bancarias y con recibos de tiendas de aceite y vinagre. Alguien dijo: todos somos iguales ante la ley, pero no ante los que se encargan de ejercerla. Pues eso.
Juan GarcÃa Luján
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