Espacio de opinión de Canarias Ahora
Leña al mono (versión inglesa)
Tras el show indigno que se montó Castro Cordobez el mismo día de la investidura de Paulino Rivero, con fax incluido a la Casa Real antes de que se eligiera al presidente, tuvimos que aguantar otro numerito en el debate del estado de la nacionalidad (menuda palabrita) y hasta comicadas dignas de Cantinflas protagonizadas no por Mario Moreno sino por el presidente del Gobierno, gran admirador de Rodolfo Chiquilicuatre.
Como no hay dos sin tres, la consejera de Turismo, Rita Martín, comenzó la semana pasada su intervención en el Parlamento hablando en inglés como protesta a una pregunta del grupo socialista, y así de paso hacerse la graciosa en la cámara.
Tiene gracia que se quiera hacer la graciosa una persona que no ha sido naturalmente imbuida de esa cualidad. Eso es como ver a Aznar haciéndose el gracioso: no pega, no es creíble. Eso sí, Aznar y Martín tienen un punto en común: les gusta exhibirse hablando en inglés, aunque suene fatal su mala pronunciación. El caso es hacerse el gracioso o la graciosa, que está ahí enfrente de Órzola.
Aunque su inglés no es nada del otro mundo, sí hemos descubierto que la consejera lo habla casi mejor que el español. Habría que decir castellano más que español porque también es español el catalán, el gallego o el euskera. Por no hablar del canario guanche, versión guatatiboa o la más graciosa estilo consejera: la del amarrar el burro al guayabero.
La gracia de Rita fue a raíz de una pregunta gamberra del portavoz socialista, Julio Cruz, que pidió explicaciones a la consejera sobre unas clases particulares que supuestamente están recibiendo su viceconsejera y su secretario general técnico de un profesor nativo en horas de trabajo.
A la oposición no le gusta que los altos cargos del Gobierno canario aprendan inglés a costa del erario público. Bueno, a la oposición y a mucha gente más. No es de recibo que mientras el común de los mortales tiene que rascarse el bolsillo para aprender inglés, los altos cargos del Ejecutivo, que ya de por sí ganan una pasta gansa, se embolsen de premio clases gratis que pagamos todos.
Martín, sin embargo, tras hacer su gracia en inglés (no confundir con las tres gracias del holandés Rubens), negó la mayor. Reconoció que por su consejería deambula un profesor de inglés, pero aseguró que no era para dar clases particulares sino para traducir documentos técnicos y preparar discursitos como el que la doña nos endosó en el parlamento el otro día.
Tiene gracia (volvemos con las gracias) que el Partido Popular al que pertenece la consejera se cabree muy a menudo cuando los diputados españoles de Cataluña, Euskadi o Galicia hablan un poco en su lengua en el Congreso o el Senado, pero luego se permite el lujo de emular a Aznar en Georgetown o a Francisco Camps en la comunidad valenciana. No sé si en el PP hay mucho sadomasoquista, pero parece que le va la disciplina inglesa.
El presidente valenciano, haciendo mofa de la asignatura Educación para la Ciudadanía, ya ha anunciado que en su comunidad se impartirá, sí, pero en inglés, con lo cual el político conservador no sólo se ríe de la nueva materia inventada por Zapatero sino que de paso lo hace del resto de los españoles. Pero eso sí, el PP es el partido de la gran derecha española, la más patriota, la defensora del idioma español, de la lengua castellana, aunque luego prefiera hablar en inglés. I don't understand nothing. O sea, pícamelo menúo que lo quiero pa la cachimba.
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