El mal vecino

13 de septiembre de 2022 19:02 h

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Quién no conoce en cualquier comunidad de vecinos y vecinas al mal vecin@, que no paga la cuota comunitaria, no colabora con ninguna derrama, incumple reiteradamente las normas de convivencia, no respeta la integridad del mobiliario, las zonas comunes, el horario de descanso, ¿les suena?

Ese mal vecino es Marruecos, no lo digo porque sí, ahí están los hechos históricos, como diría una persona experta, son pruebas irrefutables y a ellas me remito.

Elegiré solo unos cuantos acontecimientos, comenzando por la Marcha Verde. ¿Se acuerdan, en 1975? El anuncio del  rey de Marruecos  Hassán II de invadir el Sáhara justamente cuando se “negociaba” por medio de la diplomacia estadounidense con España, Argelia y Mauritania para buscar una salida al conflicto, basada en una propuesta de la ONU con tres ideas centrales estructurales, que no es motivo de este artículo porque me saldría del objetivo) que, a priori, parecía el inicio de un acuerdo que evitaría la confrontación militar o política, pero que terminó más tarde con el acuerdo tripartito de Madrid y, con ello, el  abandono del territorio por parte de España, sin traspasar su soberanía ni su condición de potencia administradora.

En ese marco, el mismo día del inicio de la Marcha verde, el Consejo de Seguridad de la ONU emite una resolución “deplorando la misma”. A pesar de ello, Marruecos sigue adelante con la anunciada Marcha pacífica “con cientos de militares marroquíes camuflados y armados”, con una contramarcha semanas anteriores del asalto militar marroquí por el extremo noreste, lo que demuestra una vez más que no es de fiar.

Pero no hay que olvidar que en todos esos intentos negociadores por parte de todos los actores reseñados (a saber, España, Argelia, Mauritania y Marruecos) estuvieron de acuerdo en acatar y respetar el dictamen del Tribunal Internacional de Justicia, cuestión que el propio Hassán II anunció que la asumiría. ¿Y qué pasó? 

El 16 de octubre de 1976 se dicta la sentencia contra los deseos de Marruecos reconociendo que no había vínculo de soberanía territorial entre el Sáhara Occidental, por una parte, y el reino de Marruecos, por otra, ni vínculos jurídicos que modificaran la resolución 1514 respecto a la descolonización del Sáhara Occidental, así como la libre voluntad de las poblaciones del territorio.

De nuevo el mal vecino traicionó lo acordado y se dirigió a su pueblo a través de la televisión y radio “jactándose” de que el Tribunal Internacional le había dado la razón y había reconocido que el Sáhara era territorio marroquí y, para más inri (como alguien dijo), anunció la Marcha Verde que ya comentamos antes.

En mayo de 2021 Marruecos “facilitó” la entrada masiva de unos 1.500 niños a nado o sorteando la valla fronteriza con Ceuta en respuesta al acogimiento por parte de España del presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y líder del Frente Polisario Brahim Gali, por cuestiones humanitarias, y esa es la amenaza y respuesta anunciada de Mohamed VI, que manifiesta su decepción ante un acto contrario al espíritu de colaboración y “buena vecindad”... Qué ironía.

En marzo de 2022, de la mano del sucesor de Hassán II, el rey Mohamed VI (su hijo) conocimos la carta “privada” (a traición) que el presidente español, Pedro Sánchez, le dirigió cambiando su posición respecto al Sáhara Occidental, en contra de las distintas resoluciones de las Naciones Unidas, el Derecho Internacional, las sentencias del Tribunal Europeo, otra traición más del mal vecino al publicarla .

Por no hacer interminable las múltiples muestras de las actitudes del mal vecino de Marruecos, termino con la masacre acontecida en Melilla en julio de este 2022, con 37 víctimas mortales, incontables heridos en las imágenes dantescas de las que fuimos testigos. Esta es la respuesta de la carta de Pedro Sánchez a Mohamed VI pidiendo transparencia, respeto mutuo y a los acuerdos… “Pero de donde no hay no se puede sacar”. 

El interés geoestratégico con Marruecos, un país que no es una democracia ni respeta los derechos humanos, lo que conocemos en estas tierras como “un marrullero”, que pone a las personas como escudos y/o moneda de cambio, perjudica a España, especialmente a Canarias.

Al pueblo canario nos vendría muy bien establecer relaciones bilaterales: políticas, económicas, financieras, comerciales... con nuestro buen vecino representado por el Frente Polisario; que el Pueblo Saharaui se beneficie de sus propios recursos naturales (expoliados por Marruecos), un vecino que ha demostrado su solidaridad, su compromiso, responsabilidad, fiabilidad, honorabilidad y buena vecindad a lo largo de su historia.

Para ello, debe cumplirse el Derecho Internacional, la celebración del justo y legal referéndum de autodeterminación del Sáhara Occidental y que el pueblo saharaui decida.

A este sí lo reconocemos como “el buen vecino” y esta sí sería “la propuesta más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo”, como alguien escribió.

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