Espacio de opinión de Canarias Ahora
Más de lo mismo: igual que siempre
Y esas dos cosas, que diría Pepe Isbert, serían cuanto se le ha notado a Antona que poco le importa el mal uso de los fondos públicos, salvo para poner en evidencia al rival. Con matices y limitaciones pues ni él Paulino justificaron la conveniencia o inconveniencia de ese gasto porque, aunque escenificaran el “debate” para a la opinión pública, a ninguno de los dos interesó proporcionar elementos de juicios (papeles claros) que permitan al ciudadanaje saber quien lleva razón.
Antona nos ha salido buen imitador de las trapacerías del patrón Soria. Ya dice bastante la manipulación de las facturas del viaje de Paulino a Uruguay mediante la malévola “convertibilidad” de bolívares en euros. Revela la completa asimilación de los modos del hoy ministro que va de la mentira a la media verdad y no tiene inconveniente en defender hoy lo que atacará mañana, según convenga, convencido de que la gente es tonta; que para él debe serlo, al menos la que le vota. Como ejemplo basta un botón: su defensa del pacto CC-PP para gobernar Canarias contra la mayoría psocialista de López Aguilar se trocó en furibundos ataques cuando el correturnos trajo el apaño CC-PSC que dejó al PP en la estacada. Por no hablar de sus terribles críticas al mismo López Aguilar porque, decía entonces, no se puede dirigir un partido canario en la distancia, justo lo que él hace ahora y espero que para siempre.
Esa es la escuela de Antona. A ella responde su amenaza a Paulino de revisar los gastos del Gobierno. Lo que estaría muy bien si no circunscribiera el análisis, como pretende, a esta legislatura: no ignora el maltrato a las arcas públicas sus correligionarios en mandatos anteriores, cuando el PP iba del bracillo de Paulino. No hace el diputado pepero la menor alusión creíble a la necesaria transparencia, a la necesidad de acabar con los ocultamientos y normalizar la rendición de cuentas obligatoria. No disfrutaría mucho tiempo del favor de Soria de ocurrírsele insistir de semejante herejía reservada en exclusiva para los mítines.
Paulino, claro está, no le ha ido a la zaga a Antona en lo que a partidismo se refiere. Se niega a destituir a Martínez Fresno porque lo pide el PP; sin explicar, significativamente, lo que haya de cierto en las imputaciones de Antona. Es decir, predomina el prurito partidista de no ceder ante el contrario con igual desprecio al corazoncito y a los bolsillos de los administrados que pagamos todas las rondas. Tiene los suyo la réplica pauliana al amenazar a Antona de que si se pone tonto él podría sacar a relucir los gastos de Soria en el viaje a Argentina, a defender los intereses de una empresa privada (Repsol, o sea) y el coste de la ida de Rajoy al España-Italia eurocopero. Del que no cabe descartar, por cierto, que los gastos los imputara al rescate y que le descontaran el importe de la entrada al Estadio: no ha caído tan bajo Rajoy en Europa para que Platini se le ponga flamenco.
Digo, en fin, que tienen lo suyo las advertencias de Paulino porque si Antona dejó fuera los derroches de Soria cuando gobernaba en Canarias, Paulino evitó mentarlos porque, al fin y al cabo, él también presidía el Gobierno en el que figuraba el ahora ministro. A pesar de los aspavientos en la charca, caimán no come caimán.
El espectáculo con que nos siguen obsequiando estos personajes es la patética disputa del poder y la absoluta ausencia de debate serio sobre cuestiones como el índice de paro (mero dato para llorarle a Madrid); el tener las islas los salarios más bajos del país y unas organizaciones empresariales que son las que más exigen las rebajas salariales; las pensiones más bajas (amenazadas de nuevos recortes); el fracaso escolar que compromete el futuro junto a la tendencia a volver a hacer de la educación y de la cultura por extensión privilegio elitista y un largo etcétera de asuntos ausentes, como digo, del debate político y que se usan, a lo sumo, como armas arrojadizas en las luchas partidistas de poder.
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