Espacio de opinión de Canarias Ahora
Nauseabundo
No repetiré la relación de cuanto ha acumulado en su trayectoria porque es bien conocida para quienes han querido enterarse. Tanto que los medios informativos canarios se tientan ahora las ropas a la hora de bailarle el agua, mosqueados con sus mentiras, por lo que tiende el hombre a prodigarse en los de Madrid, de la derechona por más señas, que no se enteran o no están interesados en valorar sus andanzas subperiféricas; actitud dicho sea de paso, que les ha permitido hacer caja con dineros públicos de las islas. No saben, o no quieren saber, de su formidable falta de escrúpulos políticos que ha puesto en entredicho al Parlamento, que le debe buena parte de su desprestigio; o a la Justicia, a la que ha utilizado más de una vez para vengarse o desviar la atención de infinidad asuntos que no se le tolerarían en una democracia de verdad. Desde La Favorita al Canódromo, pasando por el eólico, Isolux y lo que ustedes quieran.
Todo en el marco de una gestión que hundió en la miseria las arcas municipales de Las Palmas, con la colaboración entusiasta de Luzardo y dejó tocado del ala al Cabildo grancanario; proezas que le valieron el “premio” de la Consejería de Economía y Hacienda desde la que profundizó su machaqueo al Cabildo grancanario e inició el de las restantes corporaciones insulares. No debía saber Paulino que la cabra tira al monte y ahora se encuentra su Gobierno con un embargo judicial de 6,2 millones de euros, unos mil millones de pesetas, por el aval de la Consejería a Vanyera 3 del que “olvidó”, manda huevos, inscribir en el Registro Mercantil su garantía hipotecaria. La reclamación es de Cajacanarias que ya depende menos del Gobierno que del grupo de entidades españolas en las que acaba de integrarse y que no está por perdonar nada, bonito fuera. Soria, recuerden, es quien pretendía pagar, a la primera de cambio, la montonera de millones de Tebeto, siempre fiel a su escasa estima por los intereses públicos de la derecha sin complejos. Sabíamos que tarde o temprano saldría una como la de Cajacanarias y así ha sido. Haría bien Paulino en revisar sus actuaciones como consejero, no vayan a embargarle por sorpresa hasta las escobillas del baño.
En esa misma estela de actuaciones sorianas hay que anotar la presentación de la queja contra la juez Victoria Rosell ante el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Algo nauseabundo no porque no esté en su derecho sino porque la iniciativa se relaciona con el lío del concurso de hemodiálisis que investiga Rosell y que apunta a una derivación, vía beneficiarios, hacia el escándalo del Canódromo, que no le es ajeno. Trata de intimidarla. La asociación Jueces para la Democracia calificó en un comunicado esta maniobra de campaña contra Victoria Rosell. Soria ha replicado acusando a Carlos Sosa de haberle redactado el dicho comunicado a la asociación de jueces. Lo que nos habría inducido la inquietante sospecha de que los jueces no saben escribir si no fuera, menos mal, porque al propio tiempo Soria acusa a Rosell de ser la redactora de la denuncia de Sosa contra él por el asunto del salmón, aquel que otra juez archivó por ser vos quien sóis. Por si fuera poco, utiliza Soria de leiv motiv, para añadirle sordidez al intercambio de folios y autorías, los lazos personales de Rosell y Sosa. Lo que sea para meter bulla, a ver si con el ruido logra escaquear sus feos asuntos; a poder ser hasta después de las próximas elecciones. En la esperanza de ganarlas y echarle tierra a su pasado que es hoy.
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