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El necesario apoyo de la ONU contra la pena de muerte por Delia Padrón (*)
El apoyo inequívoco de la Asamblea General a la suspensión mundial de las ejecuciones daría un impulso notable a la campaña en favor de la abolición de la pena de muerte. Tendría un peso moral considerable y un valor incalculable como instrumento de presión a la hora de pedir a los Estados retencionistas que cambien de actitud.
Amnistía Internacional presta su apoyo a una iniciativa de la Unión Europea ?con una alianza de Estados de otras regiones? para presentar una resolución sobre la suspensión de las ejecuciones en el 62 periodo de sesiones de la Asamblea General, que tendrá lugar en Nueva York en octubre de 2007.
Según los últimos informes, existe una tendencia inequívoca hacia la abolición de la pena de muerte en todo el mundo; de hecho nos encontramos en un momento crítico, en el que 130 países ya han eliminado la pena capital de su legislación o la han abolido en la práctica. Tenemos que aprovechar el impulso.
En 2006 sólo se llevaron a cabo ejecuciones en 25 países, el 91% de ellas en China, Estados Unidos, Irán, Irak, Pakistán y Sudán. En el continente americano sólo ha habido ejecuciones en Estados Unidos desde 2003. Europa es una zona prácticamente libre de la pena de muerte, con la vergonzosa excepción de Bielorrusia. En África, sólo seis Estados llevaron a cabo ejecuciones en 2006. En Ruanda, el Parlamento aprobó legislación para abolir la pena de muerte en julio de 2007.
Las estadísticas que maneja Amnistía Internacional muestran un descenso en los índices de ejecuciones documentadas en todo el mundo, de 2.148 en 2005 a 1.591 en 2006. No obstante, cabe señalar que las cifras reales en ambos periodos son ciertamente superiores a las que la organización ha podido verificar, ya que muchos gobiernos ejecutan la pena capital de manera secreta y no publican datos oficiales.
Muchos gobiernos y organizaciones internacionales han encabezado y apoyado iniciativas dirigidas a lograr la abolición mundial. En 2005, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU adoptó una resolución en la que se instaba a todos los Estados que aún la conservaban a “abolir completamente la pena de muerte y, entretanto, establecer una moratoria de las ejecuciones”. Con posterioridad, en el 61 periodo de sesiones de la Asamblea General (2006), más de 90 países firmaron una declaración en la que se hacía un llamamiento “a los Estados que aún la mantienen para que la eliminen completamente, y mientras tanto establezcan una moratoria de las ejecuciones”.
La Asamblea General de la ONU está formada por todos los Estados miembros de la organización. Por tanto, un llamamiento por parte de este órgano básico a favor de la suspensión de las ejecuciones ?como primer paso hacia la abolición? sería una gran noticia internacional. La resolución por sí sola no impedirá que un Estado lleve a cabo una ejecución, pero tendrá la gran autoridad moral y política que representa una presión internacional unificada.
Es posible alcanzar la resolución, pero es muy importante que en su redacción participen tantos proponentes como sea posible de todas las regiones, tanto para garantizar su aprobación como para darle peso político. Desde Amnistía Internacional vamos a seguir haciendo campaña para lograr este objetivo.
(*) Delia Padrón es presidenta de Amnistía Internacional en España.
Delia Padrón (*)
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