No somos palestinos

Dicen que los precios bajaron en diciembre. ¿Tú te diste cuenta? Yo no. Esto es como las encuestas, a mí nunca me han preguntado lo que opino del gobierno, ni de la oposición. Pero todos los meses publican encuestas donde el gobierno sale mal y el líder de la oposición peor. Bueno, menos en Canarias, aquí el gobierno pierde en todos los sitios: en los tribunales, entre los agentes sociales y en las encuestas. Pues eso, que dicen que los precios bajaron en diciembre, sobre todo en el transporte. Será que las encuestas las están haciendo al revés, con efecto retroactivo. Y como en enero suben las guaguas, sube la luz y sube casi todo, pues entonces dicen que en diciembre bajaron los precios, respecto a enero del año siguiente, claro.

El único consuelo que nos queda es que no somos palestinos. Ellos estarían deseando preocuparse por los horas extras, por los cambios de contratos basura a contratos de mierda o un puesto en la fila de los parados, a los palestinos les encantaría tener que preocuparse por la subida de las guaguas, por la privatización de la sanidad. Pero llevan unas semanas que están más pendientes de la lluvia de bombas de racimo, de la búsqueda de sus muertos entre los escombros de su casa, o de la caída de una bomba sobre el hospital donde había ingresado un hijo con el cuerpo reventado.

A los palestinos les encantaría comenzar el año con crisis económica y sin bombas. Estoy convencido que los palestinos ahora mismo se cambiarían por un banco en quiebra, por el Lehman Brothers, o por la aseguradora AIG, porque así los dirigentes de las principales potencias del mundo se reunirían para solucionar sus problemas. Pero los palestinos no son un banco ni una multinacional norteamericana. Los palestinos son un pueblo maldito que vive sobre una tierra ocupada por un Estado bendito. Un Estado que cuenta con el apoyó de Yahvé, pero también con el respaldo de Estados Unidos y la Unión Europea, y eso ayuda más que dios. Porque que un ejército bombardee hospitales, escuelas, puentes, centrales eléctricas, y asesine a niños, médicos, trabajadores de la construcción. Y que una ministra de ese gobierno que aterroriza con sus bombas a un pequeño pueblo diga en rueda de prensa que Israel está realizando en Gaza operaciones antiterroristas y los periodistas no la entierren a zapatazos. Pues eso nos lleva a pensar: qué suerte tenemos, en este año de crisis anunciado como annus horribilis, que no somos palestinos.

Juan García Luján