De penalidades y otras yerbas

Vaya por delante que el Gobierno Rajoy se lo pone cada vez más a huevo al de Canarias en materia de prospecciones. Las diferencias de criterio a la hora de permitir catas en Canarias y prohibirlas en el Mediterráneo refuerza los argumentos de Rivero contra el petróleo y deja al PP canario en una pésima situación. Los conservadores de las islas mantienen una sumisión lacayuna a su presidente, el ministro Soria, y a las decisiones de un Gobierno que –en relación a este debate- ha asumido la posición de Soria favorable a la intervención de Repsol como carta blanca. A partir de ahí, lo que se quiera, se piense o se diga en Canarias, al Gobierno Rajoy se la trae mismamente al fresco.

Dicho eso, el antepenúltimo anuncio de Rivero en materia petrolera, se me antoja bastante chiripitiflaútico: el presidente plantea la presentación de querellas contra quienes autorizaron las prospecciones, y nos hace saber que ha contratado a un prestigioso penalista (uno que sentó su trasero en los bancos del Supremo, ya saben como sube eso el caché), para que prepare las querellas. Rivero cada día se saca una nueva declaración de su chistera de mago: anteayer pidió la intervención del rey Felipe, ayer reclamó la titularidad de las extracciones, y hoy nos sale con la ocurrencia de contratar a Perry Manson. Lo cierto es que no todas las cosas que plantea este hombre se sustancian, pero como esta esa sólo cuestión de pasta –de la que pagamos entre todos-, es posible que esta vez si se contrate al jurista de postín. Otra cosa muy distinta es que se consiga sustanciar uno o varios procedimientos penales sobre este asunto. No es fácil demostrar voluntad de prevaricación y mucho menos sostener una acusación de cohecho contra las personas –políticos o funcionarios- que han intervenido en un proceso fuertemente judicializado desde sus mismos orígenes.

Lo he dicho en varias ocasiones: el recurso continuo a la vía penal para presionar en conflictos de orden político, se ha convertido en un arma propagandística, que tiende a crear muchos más problemas de los que resuelve.