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Pérez Camacho y Jiménez Losantos
Y eso que fue la primera intervención de Cabrera Pérez Camacho como nuevo portavoz del PP. Si empezamos así, me da a mi que terminaran por cerrar el Parlamento, la casa de todos los canarios, reza una publicidad institucional sobre el hemiciclo santacrucero. El diputado conservador aseguró, entre otras diatribas e insultos a los socialistas, que “mi prosa puede ser más dolorosa que mis versos”, refiriéndose una vez más a los versos machistas/fascistas que le dedicó a la diputada del PSC-PSOE, Paquita Luengo, a la cual todavía no le ha pedido disculpas.
Entre otras lindezas, Cabrera Pérez Camacho le dijo a los diputados socialistas que eran unos cínicos y unos talibanes. Seguro que Pérez Camacho, dada su ignorancia ya reconocida por los parlamentarios, no sabe que taliban significa en afgano “estudiante”. Menudo taliban el tal Pérez Camacho.
Cuando llegó a este punto me doy cuenta que he escrito demasiado sobre este personajillo. Punto y final. Por hoy, qué como siga así que se agarre con mi prosa.
Otro asunto que me ha llenado la cachimba es el de Federico Jiménez Losantos. Para que vean que en mi caso no hay el más mínimo corporativismo, hoy le voy a endilgar un par de insultos. Es cuando menos un cínico, un farsante. Ya ven que no le digo ni maricomplejín, cómo le dice el tal Losantos a Mariano Rajoy un día sí y otro también. Mis insultos son bastante civilizados.
No entiendo la contrariedad de este energúmeno porque la Conferencia Episcopal no quiera renovarle el contrato que termina en agosto, Vaya, vaya, es increible, defensor a ultranza del despido libre, no lo quiere para sí, cuando en realidad ni siquiera es un despìdo, sino que no le renuevan el contrato, y se pone a despotricar incluso de sus jefes de la Iglesia Católica. Qué farsante. En vez de aceptar con mansedumbre la decisión de sus jefes, qué a lo mejor incluso es una inspiración divina, pues se pone a llorar como un niño chico porque le han quitado el balón.
Sí, increíble, pues según los neoliberales, tan defensores del “mercado libre” y la “flexibilidad”, esto es sencillamente maravilloso pues dinamiza los mercados, eleva la competitividad, fomenta la economía y nos inunda de bienestar y riqueza.
Este locutor debería vibrar de gozo ante este ejercicio de “sana movilidad laboral”. Por otra parte, insisto: ¿de verdad reclama Federico continuidad en su empleo? ¡Inaudito! Esto representaría un sacrilegio en el catecismo del buen neocom.Para los neoliberales, lo fetén es el “despido libre”, pues ello vuelve competitivo a quien lo padece y, además, dentro de un “vigoroso estímulo”, induce a la superación.
También ha afirmado que morirá matando, aunque el inefable locutor ha obtenido millones de euros sólo en publicidad. De manera que, si él “muere matando”, ¿qué tendrían que hacer los padres de familia a quienes la hipoteca se les va de las manos? ¿Y los “reconvertidos”de la industria? ¿Y los funcionarios de sueldo congelado? ¿Y los parados? ¿Y los jóvenes que no pueden independizarse con los contratos del “mercado libre”? ¿Y los inmigrantes explotados por misérrimos sueldos?
La verdad es que el cinismo de Jiménez Losantos es más grande que la Casa del Coño. Con perdón.
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