Espacio de opinión de Canarias Ahora
El periodismo precario
Ocurrió este sábado en Santa Cruz de Tenerife. Más de 300 personas detrás de una pancarta que ponía “No más periodismo en precario. La información es tu derecho”. Pues ayer domingo, la información no fue el derecho de la mayoría de los lectores de los periódicos. Aunque la movilización cumplía los requisitos para ser destacada en las portadas, aunque los directores no pudieron decir que no se enteraron porque incluso algunos aparecieron por allí, aunque la noticia fue difundida por las agencias de noticias, la manifestación fue ignorada por la mayoría de los periódicos de papel.
Las portadas de los periódicos tinerfeños hablaban de la crisis, pero no de sus víctimas. Los directores prefirieron dar ideas a los despedidos con atractivos titulares: “Cómo sobrevive una familia con 400 euros”(La opinión), otros ofrecían “recetas anticrisis” y decían que a la sociedad canaria “le falta tono vital” (Diario de avisos). Debe ser que no había tono vital en la manifestación. Tengo curiosidad por saber cómo se le queda el cuerpo a uno sabiendo que con acudir a tres tertulias de una televisión pública al mes ya ingresas más del doble de los “400 euros” con los que sobrevive una familia, si encima te llaman de dos cadenas distintas pues te puede subir el “tono vital” hasta los 1200 euros, una pasta que quizá supera al salario que cobraba a algunos que te tocó despedir. ¡Manda trillos!, que diría Federico Huevos.
Para consolar a los deprimidos por el paro, el diario de referencia de Nivaria destacaba en su portada que “Santa Cruz de Tenerife se gastó en 2008 más de 15 millones de euros en Fiestas”. Si alguien dudaba que con pan y circo se ganan elecciones que le pregunte al alcalde Zerolo, que gana votos con la misma facilidad que premios de lotería. Quizá alguien le dijo a Don Pepito que la manifestación de periodistas estaba promovida por el oro canarión y por eso no la sacaron en El Día.
La manifestación del sábado fue un éxito a pesar del significativo silencio de la prensa de papel. Todo comenzó hace apenas un mes, en el bar Derby. Un grupo de mujeres periodistas dijeron que había que hacer algo. Ellas dieron el primer paso convocando las primeras reuniones. En una profesión caracterizada por el arribismo, las canalladas, las conchabeos de muchos dueños y directivos empresariales con el poder, es muy difícil superar el miedo y juntar a gente dispuesta a dar la cara. Por eso resulta heroico escribir un manifiesto que pida “suprimir el dinero público a empresas que incumplan la legislación laboral y contribuyen a engrosar las listas del paro”, cuando sabemos que en Canarias es compatible violar la legislación laboral y maltratar a los trabajadores con ganar concursos de licencias TDT. Y eso lo sabe, por ejemplo, el directivo de una emisora divina que acudió a la manifestación. Mientras en las alturas mediáticas hemos asistido a una guerra entre empresarios para repartirse el pastel de dinero público de un concurso televisivo, en las bajuras se reparte miserias y productoras que trabajan para una empresa pública ofrecen salarios de 600 euros.
Esto es lo que hay, queridos colegas. Podríamos mirar al cielo y encomendarnos (por consejo espiritual de una colega despedida) a San Clemente José y preguntarle ¿cómo debería ser el nuevo periodismo? Los que no crean en el cielo, pueden mirar a la tierra y comprobar: Tenemos periodistas seleccionados por los patrones en la lista de los buenos, dispuestos a pasar por el aro, que pueden llegar muy lejos porque valen tanto como su silencio. También hay periodistas (los menos) que se toman en serio la libertad que les dan, y periodistas (los más) asustados con el panorama, diciendo “virgencita, déjame como estoy”. También hay periodistas que ya no tienen ninguna opción, porque , como el caso de La Gaceta, al patrón-panadero se le acabó el dinero que tenía en la hucha para mantener su juguetito, y se mamó todo, incluso el dinero que recibió de la publicidad institucional aprobada por el mismo gobierno cuyo vicepresidente firmó el manifiesto de apoyo a los trabajadores de ese periódico. Y en los tribunales laborales unos jueces que dicen que “no está demostrada” la vinculación entre La Gaceta y otras empresas del susodicho panadero, cuando los abogados han llevado pruebas de sobra que demuestran esas relaciones.
El caso es que el sábado salió la gente a la calle. Hubo medios que lo contaron, y hubo periódicos que lo callaron. Pero la gente se movió. Tengo claro que ésta es una profesión como cualquier otra. Ni más ni menos digna que la de taxista, albañil, enfermero o repartidor de yogures. En todos los oficios hay golfos y honestos, trabajadores y gandules, eminencias y papafritas. No somos el centro del mundo. Pero por lo menos deberíamos tener el mismo derecho que las otras víctimas de la crisis a salir en los periódicos al día siguiente de una manifestación que logró convocar a buena parte de los que se dedican a este oficio.
Juan GarcÃa Luján
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