Espacio de opinión de Canarias Ahora
Regreso al PSOE por Octavio Hernández*
Por Tenerife improvisa una suerte de monólogo a dos voces, Santiago Pérez y Nacho Viciana. Son voces importantes, respetables y coherentes, pero prácticamente individuales. Comparto con ustedes la sensación que seguro les habrá asaltado al leer o escuchar sus intervenciones: para ellos, estar fuera del PSOE es sólo una formalidad. Ellos siguen dentro. Su único discurso es el que han sostenido dentro. Así que la verdad de todo esto, lejos de cualquier confusión interesada, es que quienes “abandonaron” el PSOE no han entrado en IU, Los Verdes o Nueva Canarias. Somos nosotros, los otros, quienes al coalicionarnos en Tenerife hemos entrado en un no-PSOE. Hay dos jugadores, entonces, en el socialismo tinerfeño: está el PSOE, por un lado, y el no-PSOE, por otro. Alguien podría decir que, además del no-PSOE, hemos creado el PSOE del No, frente al PSOE del Sí. No cualquier no, sino un No que le debe tanto a digo como a Diego, es verdad, pero intenta aquilatar al menos su autoridad moral. No cualquier Sí, sino un Sí obsceno por sus concesiones y complicidades, cuya ética no liga con el poder ni con maizena y estropea constantemente las ensaladas, dejándonos el sabor amargo de bien huntadas hortalizas.
Podemos decir, al menos, que lo hemos intentado, pero la situación es esta. Mientras el PSOE y el no-PSOE andan a garrotazos goyescos, la posibilidad de una propuesta de izquierdas capaz de gobernar realmente, y no paulatinamente, se esfuma cada día más. Se esfuma por ellos, sí, pero ahora también por nosotros. Esto se acaba, amigos. Tenía un final. Pero no pongamos a unos y a otros, siendo básicamente lo mismo, a la misma altura, porque no es así. El PSOE continúa siendo una nave organizativa y política formidable. Bichado y todo, navega. Por Tenerife, en cambio, apenas flota, y sólo dos o tres cabezas, si contamos a Corrales, asoman a duras penas fuera del agua para darse esas ínfulas de aire en las que nadie va a poder desembarcar. Lo intentan, pero una política que nunca pueda gobernar es puro simulacro, puro aspaviento. De verdad lo digo, ¿cuánto puede durar? Antes había un partido detrás, El Partido, pero ahora detrás no hay nada, está el muro, más alto que el de Pink Floyd, aunque no tanto como nuestras barreras electorales.
Y lo contrario, una política para gobernar a cualquier precio acaba cobrando por debajo de la mesa, termina en la indignidad, la iniquidad, o ambas cosas. En Tenerife, para tiranos, los del PSOE. Pero, mal que pese en la letanía de los portavoces de Por Tenerife, no todo ahí es tiranía, ni todo es corrupción y chalaneo, igual que no todos los que se apartaron de ese PSOE, de las decisiones de esas Ejecutivas, ingresaron o votaron a Por Tenerife. Créanme, yo sé de qué hablo. El drama de todo esto es que se trata de un teatro de perdedores. Pongámoslo como lo pongamos, todos perdemos.
Digámoslo claramente: es preciso buscar puentes de regreso, para unos, de ida para otros. Enlaces difíciles donde hay tanto roto y descosido, pero búsquense marineros de la mar que sepan de esos nudos. Estamos ante un rubicón que sólo va a presentarse una vez, ante las elecciones generales. Si se deja pasar, sobrará desierto. El PSOE no va a morir ahí, va a continuar, se recuperará y seguirá adelante, pero se alejará de cualquier recuperación real de la organización, el discurso y, lo más importante, el capital humano, porque el problema no son los pocos que se han ido, sino los muchos que, con ellos, nos hemos alejado. Mas, no nos equivoquemos, son los que se han bajado, o nunca tuvimos arrestos de subir, los que nos quedaremos mascando en seco. Las puertas están abiertas, dijo José Miguel Pérez antes del desastre. ¿Lo están? Pues si es así, alguien tiene que empezar a tender lazos, porque desde este lado pocos presentan signos de volver, y desde acullá menos de querer que vuelvan. Pero, ojo, en medio habemos más. Somos más y queremos un gesto.
Si Por Tenerife ha sido un proyecto de ida, puede serlo de vuelta. Pero el PSOE del No debe seguir diciendo no a la corrupción, así que en aquellos municipios donde haya dirigentes imputados, no puede cruzarse el puente hasta que no resuelva la justicia. Y el PSOE del Sí tiene un largo camino para hacer creíble lo que hoy es increíble: una apuesta por la democracia que no acorrale, ni viciane ni santiague al diferente, por la transparencia que no macarie, ceje, fragüe ni etcétere al honrado. Largo me lo fiáis, amigo Sancho, y por La Laguna no aparezcas, pero no será por no decirlo, abiertamente y sin más adornos. El PSOE necesita todos los apoyos posibles, hasta el último voto, hasta el último militante o simpatizante. Es ahora. Y Por Tenerife tiene la capacidad de dar ese mensaje de reintegración y encuentro, si hay voluntad, que está por ver. Si no, el desastre del 22 de mayo se convertirá en calamidad sin remisión después de las Generales, advierto. Y todos seremos responsables, los del sí, los del no, y los de la pataleta y el órdago que acaban de descubrir a Robert Dahl escondido en el último cero infinitesimal de sus cuentas corrientes.
* Candidato local de Por Tenerife.
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