Espacio de opinión de Canarias Ahora
Reinauguración con lazo amarillo
Puesto a preguntar, no sé si relacionar la eliminación del besamanos y su sustitución por el simple y plebeyo recibimiento a los invitados en plan hola, como estás. La cosa tiene su intríngulis porque en la horterada demodé de me pongo a sus pies para lo que guste de mandar y la cortés condescendencia de alevántese usted, sea bienvenido y arrejálese para dentro había algo de protocolo regio, poco acorde con la muy republicana fecha elegida del 14 de abril. Descarto en Luzardo, faltaría más, semejantes veleidades republicanas y espero que luzca como una reina por si las suspicacias y no la confundan con una sufragista bigotuda y sudorosa. Las coincidencias las carga el diablo y ésta se hubiera evitado si no fuera el PP tan enemigo de la memoria histórica. También me pregunto qué harán los bomberos, que son de no estarse quietos. Lo digo de acostumbrado a sus happenings en cuanto olfatean Luzardo cerca; como el de la irrupción a calzoncillo batiente en el Festival de Cine a bordo de una limusina escoltada, para más inri, por motoristas despistados. Imagino que la Policía Municipal habrá escarmentado y redoblará controles; cuidando, eso sí, de no retener a los violinistas y joder el concierto.Imagino que en el cuartelillo instruirán a los guardias municipales para que salgan a prestar el servicio bien impuestos de la alta probabilidad de que quien sea sorprendido en las inmediaciones del teatro con un instrumento musical a rastras sea realmente músico; y de que deben fijarse en los tipos fornidos, en especial si llevan casco y hacha. No suele fallar.Lo que importa es que el Pérez Galdós está ahí. No discutiré los añadidos. Habrá que acostumbrarse al achaparramiento de su aspecto tradicional. Hay quienes dicen que, con el dinero de la nueva obra, bien pudo construirse un teatro de la ópera de aquí te espero y respetar la vieja presencia del teatro. La polémica siempre acompañó al teatro. Don Benito no estuvo de acuerdo con que lo levantaran a la orilla, entonces, del mar. En sus dibujos satíricos llenó el patio de butacas de bichos marinos y como somos muy jodelones, acabamos por darle su nombre. Qué iba a creerse el godo canario éste. Cuando se construyó el escalextric temimos, por ejemplo, que Romeo y Julieta murieran antes de acabar la función atropellados por una guagua sobre el escenario.Y me pongo el lazo amarillo en protesta por el despido de Luisa del Rosario.
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