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Riesgos y memorias

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Se dice que no por mucho madrugar, amanece más temprano, pero no es menos cierto que cuando madrugas, empiezas a ponerte manos a la obra para solventar cuanto antes los problemas actuales con los que se conviven, pudiéndote incluso anticipar al nacimiento de nuevas vicisitudes. En el ámbito de los riesgos laborales, la irrupción de la pandemia en 2020 y su obligado traslado de los puestos de trabajo a cada uno de los hogares, ocasionó un nuevo riesgo, que no es otro que el desentreno en al ámbito de la prevención. Y claro, donde había una sospecha de recrudecimiento de la accidentalidad laboral, se ha terminado por convertir en una realidad.

De hecho, los datos son tozudos y muestran que en el Archipiélago se incrementa el índice de incidencia, el cual se calcula dividiendo el número de accidentes del trabajo ocurridos en un período entre el número promedio anual de la población ocupada del mismo período, hasta un 7,53% donde, en términos absolutos, Canarias es el lugar donde más ha aumentado de todo el ámbito nacional. Incluso, mientras que a nivel nacional se ha observado una leve disminución, en el último año en Canarias se han registrado un total de 53.884 accidentes de trabajo, representando un aumento del 9,4% desde la perspectiva interanual. Es cierto que, en términos de gravedad, se ha observado un descenso en los accidentes mortales y una estabilización en los accidentes graves, pero con un aumento significativo en los accidentes leves. De hecho, durante el año 2023, se notificaron en Canarias 24.961 accidentes de trabajo con baja durante la jornada laboral, lo que supuso un aumento del 12,29%. Así y todo, 16 accidentes fueron mortales y 141 graves o muy graves. Además, los accidentes mortales in itinere, que son aquellos que se sufren al ir o al volver del lugar de trabajo, también han experimentado una reducción significativa, con cuatro fallecidos menos en comparación con 2022.

Si escrutamos las causas, en el caso de los accidentes graves o muy graves muestra que la mayoría de ellos están relacionados con golpes debido a una caída, seguido por el contacto con agentes materiales cortantes y colisiones con objetos en movimiento, según la tipología de descripción. Estas tres causas representan el 77% del total de accidentes graves en Canarias. En cuanto a los accidentes mortales, la mayoría de ellos se han producido por infartos, derrames cerebrales y otras patologías no traumáticas, representando el 56% del total. Por esa razón hay que abordar el análisis de los riesgos psicosociales a los que se está expuesto para prevenir este tipo de incidentes. Desde una perspectiva sectorial se revela un aumento significativo en el sector servicios, dejando a las claras una necesidad urgente de intervención para mejorar la gestión preventiva. Por último, en cuanto a las enfermedades profesionales, se declararon un total de 275 partes vinculados a patologías musculoesqueléticas. 

Por todo ello, y dejando lo mejor para el final, más allá de impulsar acciones preventivas, tanto desde la óptica de la concienciación como de la habilitación directa de medidas, es necesario dejar claro que no es cierto que la incidencia se incremente porque hay más personas trabajando. No. Y no es no porque el riesgo de una actividad económica ha de ser estructural, no pudiendo depender de si hay más o menos personas en los puestos de trabajo, sino de tener o no evaluados correctamente los riesgos. Será de esa forma cuando se pongan todos los medios a nuestro alcance para poder neutralizarlo. De lo contrario, se nos quedará pegado a la memoria lo que pudo ser y no fue.

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