Soria confía en la Justicia

Soria recurrió la condena y la Audiencia Provincial ha resuelto ahora que no debe, pobrecito mío, correr con los gastos ocasionados a CANARIAS AHORA para su defensa. Subrayaré aquí la finura con que José Rivero, abogado de Carlos Sosa, calificó de “inaudito” este fallo (nunca mejor dicho) que libra a Soria de las consecuencias de otra de sus tropelías y que merece adjetivos de superior enjundia.

Para que no se pierdan, diréles que el problema lo suscitó la revelación por este periódico de que Soria vivió gratis, durante 19 meses, en un chalet de Javier Esquivel, empresario relacionado directamente con el caso Eolo, el del concurso de los aerogeneradores de Arinaga. La defensa del periodista presentó la documentación que acreditó la veracidad de la información, la Fiscalía solicitó la libre absolución, pero Soria quería sangre y se empeñó en seguir adelante con la acusación privada; hasta la sentencia que lo condenó al pago de las costas que la Audiencia Provincial le permite ahora ahorrarse. Sigue pendiente la aclaración de si la vivienda gratis guarda relación con el concurso eólico, por último malogrado, al que se presentaba casualmente Esquivel.

La Audiencia se tragó, pues, la bola soriana de que fue durante el juicio oral cuando comprendió que la información se obtuvo de forma contrastada. Lo que, puesto en romance, equivale a afirmar que se enteró de que vivía de gorra en el chalet de Esquivel durante la vista oral y la Audiencia lo exoneró, sin más, del pago. La leche y viva Camps.

El despiste de Soria, que tanto tardó en enterarse de que llevaba año y medio sin pagar alquiler, demostró que carece de la prudente diligencia y cuidado del buen pater familias y permite dudar de que sujeto tan descuidado sea el idóneo para llevar la Consejería de Hacienda, a la vista de que no se aclara más allá de los euros que suele llevar en el bolsillo del bañador para pagar facturas que luego no se ocupa de archivar y tenerlas a mano si es necesario.

La explicación de Soria no se la cree nadie; salvo los magistrados de la Audiencia Provincial, claro. Algo tenía que decir porque no iba a reconocer que busca intimidar al gremio periodístico recurriendo más a los tribunales que Billy el Niño a su colt 45. El juez García Sotoca le cogió el número y ahora viene la Audiencia Provincial a liberarlo de esa carga, cosa que revela los motivos de Soria para confiar en la Justicia; justo los que comienzan a faltarnos a los demás ante la impunidad con que se ejerce en las islas el matonismo político. Así, la confianza en la Justicia, que debería ser actitud de alta ciudadanía, se convierte en algo distinto.

Uno, qué quieren, no está impuesto en procedimientos judiciales, pero me da que alguna instancia habrá, en España o en la UE, a la que someter éste y otros casos parecidos en salvaguardia de la democracia, de la seguridad jurídica (recuérdese lo de Emalsa), el prestigio de la Justicia y la decencia pública.