El actual alcalde, Aureliano Francisco Santiago Castellano, que no tiene pelos en la lengua, ya lo ha denunciado. Detrás de la operación contra Yrichen, que en realidad es una burda venganza de Guillermo Reyes, hay una denuncia vecinal que no tiene ni pies ni cabeza y que aparece alentada por una fiscal destinada al departamento de Menores. La fiscal vive en uno de los chalets adosados que se levantaron cerca de Yrichen cuando el edificio de este centro ya estaba levantado, y dada la aversión que muchas personas tienen a vivir cerca de este tipo de dotaciones comunitarias, el caso estaba servido. Bastó descubrir el defecto administrativo para interponer denuncia que, convenientemente arropada por Reyes en el Ayuntamiento, llegó a los tribunales. Pero el informe del secretario, conocido esta semana, desbarata gran parte de la estrategia.