Este lector preocupado por las actividades particulares del alcalde de Firgas es el mismo que desde hace tiempo viene persiguiendo a José Manuel Soria para que lo reciba. Está el hombre cabreado con Sebastián Arencibia por aquel famoso asunto de los 38 adosados que fueron construidos sobre el solar que ocupaba un inmueble catalogado en la Carta Etnográfica de Gran Canaria. Asegura que, tras la polémica, el alcalde, el arquitecto y la concejal de Patrimonio se pasaron la pelota, y que allí, en Firgas, hay tomate. Con gas y sin gas. Sugerimos al ciudadano un poco de paciencia, porque es cierto que Soria anda ocupado en “asuntos más importantes”, como le han dicho desde su secretaría particular, y no los vamos a desgranar aquí por falta de espacio. Pero, para que vaya encontrando respuestas, le recordamos que a) Soria se cargó, también con nocturnidad y alevosía, el edificio Woermann, siendo alcalde de Las Palmas; b) ya en el Cabildo, ha firmado la autorización para llevarse por delante el Centro Insular de Cultura, y c) Soria se construye una casa en Tafira y todavía no ha puesto por fuera el obligado cartelito de la licencia de obras, lo que seguramente le ahorrará los disgustos que se está llevando su compañero firguense.