Sugerimos respetuosamente al público expectante que observe con atención los movimientos telúricos que se generan alrededor de la operación Góndola, donde se investiga a un amplio ramillete de personas entre las que se encuentra el alcalde de Mogán, Paquirrín González, y el empresario Santiago Santana Cazorla. Nada hace descartar en absoluto que pronto se incorpore a la lista de imputados el dirigente del PP Jorge Rodríguez, más alicatado hasta el techo que los baños de la residencia presidencial. La directa vinculación de Góndola con el viaje del salmón ha puesto en guardia a todos los llamados a preservar las esencias de la oligarquía apalancada, y rápidamente se han activado todos los mecanismos para preparar un rápido archivo de la causa. Primero fue la Sala de lo Civil y Penal del TSJC la que, con un impagable informe de la Fiscalía, archivó meteóricamente las conversaciones de Santana Cazorla con el presidente Martín y el consejero Berriel. Luego, un juzgado de Santa Cruz de Tenerife archivó las carantoñas del mismo empresario con Salvador Iglesias, y de nuevo un decisivo informe contradictorio de la Fiscalía ha hecho que se archiven las diligencias contra Paquirrín por un supuesto delito de malversación de fondos públicos por la rueda de prensa del hotel Iberia, aquella que hizo movilizar a media docena concejales y otros tantos funcionarios municipales para hablar de su libro.