También el Supremo, sí señor. Los sesudos asesores de Miguel Zerolo, alcalde de Santa Cruz, candidato al Parlamento y a la alcaldía por tercera vez, decidieron esta semana dar una vueltita de tuerca en su afán por engañar a la población y se sacaron de la manga un comunicado que debió terminarse de redactar por la noche, después de pasar por la barra del Mencey. Entre el desquicie que tienen, la avanzada edad de algunos y los excesos cometidos a lo largo de los últimos años, que no perdonan a las neuronas, afirman, por boca de Zerolo, que asume toda la responsabilidad y que la sentencia del Supremo que anula el chanchullo de Las Teresitas responde a “una trama”. ¿Una trama? Pues entonces debemos colegir que los magistrados del Supremo han tramado, han conspirado, por no decir directamente que han cometido un delito. Menos mal, eso sí, que acatan las sentencias y que respetan mucho la independencia de los jueces. La trama, según los macanudos asesores de Zerolo, ha sido montada, fitetú, para intervenir en la campaña electoral y erosionar la imagen de un presunto culpable, imputado por prevaricar y malversar fondos públicos. Y el corrupto viene a ser el que nombró a los fiscales anticorrupción. Infumable.