Para muchos de los que leyeron El País este domingo, lo más relevante fue, sin duda, el extenso pasaje dedicado a reflejar de manera prolija cómo se hacen los negocios sucios. O al menos cómo dice Fernando Becerra, destacado militante del PP conejero, que han de gestionarse los dineros opacos que se obtienen a partir de beneficios obtenidos por la tramitación corrupta de un Plan General, por poner un ejemplo. “Si lo agarras tú”, dice Becerra al socialista Carlos Espino, que le estaba grabando, “entonces ya te puedes retirar diez veces, te retiras diez veces en una legislatura (...) Cantidades que ni te imaginas con el Plan General de Arrecife”. Y luego vienen los detalles: “Tú después te tienes que crear tu empresita, claro, hombre, mi hermano la tiene (...) lo que sea, cualquier cosa, un pequeño restaurante. Pides al banco diez o doce millones de pesetas, que te los dan, y ya está; pero claro, tú tienes ahí 400 kilos para blanquear, y ahí los blanqueamos, pum, pum, y vas generando beneficios, y eso ya es legal...” Fernando Becerra ya había sido retratado por este periódico a finales de 2009, cuando se alzó el secreto del caso Unión, pero hemos de confesar que esta parte de las conversaciones con Carlos Espino se nos escapó por completo. Y todavía quiere Lancelot que esperemos por una sentencia firme para calificar estos comportamientos. Hágan el favor.