Bueno, no todo iba a ser desasosiego y amargura. Algunas noticias empiezan a serle propicias al Partido Socialista Canario-PSOE, tan embarcado últimamente en desplantes a su socio, Coalición Canaria, y a su propia dirección regional. La moción de censura a la alcaldesa del PP en Los Llanos de Aridane quiebra la tendencia suicida de ir proa al marisco de los socialistas palmeros, que de sopetón abortan la posibilidad de una censura contra la presidenta del cabildo de esa isla, Guadalupe González Taño, y dejan a los populares colgados de la brocha y pendientes de otras escaramuzas locales. Unos kilómetros más hacia oriente, en el Ayuntamiento de Ingenio, tampoco pintan especialmente bien las cosas para la muchachada de José Manuel Soria porque el grupo municipal en la villa se ha roto definitivamente en dos haciendo buena la máxima de que lo que es susceptible de empeorar termina empeorando. Si a eso unimos el contraataque promovido desde el Gobierno contra la cruzada del PP en el empleo de los fondos del PIEC, demostrando que, además de acusaciones falaces, algunos gastos que Antona and family situaban en la malversación fueron bendecidos por su santidad José Manuel Soria, el puente de todos los santos (y dos piedras) deja la pelota envenenada en el tejado del Partido Popular. En aplicación de la jerarquía y de la importancia para el sustento del pacto regional, debemos resaltar el cambio de tendencia del PSOE en La Palma, que ha pasado de repudiar a CC para echarse en brazos del PP a considerar a este último partido lo peor que le ha pasado a España en las últimas décadas después del toro que mató a Manolete, lo que viene a coincidir con la doctrina de la dirección regional, que trata de convencer con desigual éxito a sus subordinados de lo mal que se puede explicar vilipendiar las políticas de los conservadores pactando con ellos en ayuntamientos del tamaño que sea. La ruptura de los socialistas con el PP en Los Llanos desarticula de alguna manera la censura que se cernía contra la presidenta del Cabildo palmero, que en un error que ella ahora creerá acierto, expulsó al PSOE del gobierno para que finalmente se aviniera al redil del pacto regional. Ya han saltado dirigentes nacionalistas perdonando las infidelidades y hablando de volver a empezar. Cosas que pasan hasta en las mejores familias.