Hasta ahora teníamos ententido que José Manuel Soria disfrutaba de una estrecha amistad con la gente de El Mundo y sus satélites. Una amistad, por cierto, que en su momento llevó a que el Ayuntamiento, por entonces soriano, patrocinara con mucha generosidad una exposición de Ágatha Ruiz de la Prada, esposa de Pedro J. Ramírez, en el CAAM, o que el director de aquel diario relevara a su corresponsal en Las Palmas para poner en su lugar a alguien lo más cercano posible a Larry Álvarez. Pero la lectura de un artículo de Jesús Cacho en elconfidencial.com nos ha envuelto en un tenebroso mar de dudas. El artículo en cuestión se titula “Polanco y Soria almuerzan en el Club 31: el Virrey canario aprieta las clavijas al poder político isleño”. Antes que nada, sepan que el llamado “virrey canario” es, para Cacho, Jesús de Polanco, presidente del Grupo Prisa, con el que El Mundo y el periodista en sí mismo se llevan la mar de bien. Viene a decir Cacho en su artículo que Polanco comió con Soria no para escucharle sus diatribas acerca de lo mala malona que es con él la Ser en Canarias (que seguro que también se lo dijo), sino para ponerse firme ante las órdenes del magnate de la comunicación y otros negocios. En concreto, Cacho cita una operación de altos vuelos en Guía de Isora consistente en un resort con golf que quitará el hipo. Las acusaciones son de grueso calibre, del tipo de haberle quitado los terrenos a unos pobres plataneros (¿?) por tres duros. Nos falta por saber si la intención del artículo es prevenir a Soria de que no haría bien en colaborar con Polanco, o prevenir a Polanco que Soria es de ellos, o todo junto a la vez. Es que hay gente que nos desconcierta cantidad.