La cadena Ser no es ajena a la sacudida que sufren los medios económicos españoles, y el grupo al que pertenece tampoco. La radio ha aguantado mucho mejor el tirón de la crisis que los medios más convencionales, especialmente el papel, pero se acabaron las alegrías y este mismo martes se anunciará un ERE en la cadena que afectará a 342 personas, algunas de ellas en las Islas, aunque en Canarias hace tiempo que hay despidos y vencimientos de contrato. La primera salida de cierta importancia fue la del director de la emisora de Las Palmas, Agustín Felipe, que ha recalado ahora en BC Publicidad, una de las agencias de mayor proyección en Canarias. Felipe, que caía víctima de las cifras y de los desencuentros, fue sustituido por un grancanario que llevaba muchos años en Tenerife ejerciendo de director comercial de Radio Club, Pedro Bravo de Laguna. Pero el despido más sonado ha sido el conocido este lunes, el del histórico Carmelo Rivero, una auténtica vaca sagrada del periodismo tinerfeño, Premio Canarias de Comunicación, uno de los máximos exponentes del poder mediático criado y ensolerado alrededor del poder de ATI. En su cuenta de Twitter lo anunciaba este mismo lunes: “Me despiden de la Ser, sin indemnización ni derecho a paro, tras 32 años. Me defenderé en los tribunales”. Veamos por qué.