Es muy común encontrar en todos los restaurantes de las zonas turísticas un servicio claramente insuficiente, lo que deja en evidencia a los hoteles escuela de Canarias y a los cursos de formación del Icfem, dicho sea sin ánimos de acusar de corrupción a ninguno de sus dirigentes pasados. Vestidos de cualquier manera, con pantalones negros y camisas chorreados, cada cual con lo más parecido al uniforme entre lo que encontró en casa, sirven en las mesas de la manera que les explicó el encargado en los cinco minutos posteriores a la firma del contrato, temporal, claro, y con la única exigencia del carnet de manipulador de alimentos. Pero, eso sí, todos portando en su cartuchera un artilugio ultramoderno que controla las comandas, y especialmente que ningún camarero robe. Lo de la calidad y el mejor servicio al cliente es un chisme que está por inventar.