No se han apagado -ni pinta tiene en mucho tiempo- los ecos de las primeras conclusiones provisionales del caso Canódromo en el seno del Ayuntamiento de LPGC, adelantadas aquí el jueves pasado. Ya saben que, públicamente, nadie ha querido valorar la bomba de relojería que supondrá sí o sí señalar a José Manuel Soria, Juan José Cardona y cuatro funcionarios de LPGC, con José Setién al frente, como máximos responsables del gran pelotazo del siglo en la capital bajo el mandato del presidente del PP canario. Las conclusiones definitivas aún pendientes de negociar entre PSC-PSOE y Compromiso para presentarlas al pleno municipal de septiembre son de las que retumban, siempre off the record, de la isla de Lobos a la playa de Las Burras. Parte de su contenido ataca frontalmente a la estructura de poder paralelo al dictado de las urnas, montada en el urbanismo de LPGC desde mediados de los años 90. Y aunque nadie quiera hablar más de la cuenta, la impresión es que el caso Canódromo será el gran caballo de batalla electoral en las municipales de 2011. Pero quien se ha subido a lomos de semejante montura ganadora es Nardy Barrios, ahora con las riendas sueltas por la ruptura del pacto de gobierno que le ataba a cierta disciplina y lealtad al alcalde Saavedra.