No se fortalece el equipo de lucha contra las desigualdades, que en realidad se desarticula a pasos agigantados. Ni se conforma un departamento especializado en asuntos sociales que pueda de alguna manera atajar los graves problemas que acucian a una ciudad tradicionalmente afectada por graves carencias y atenciones a los más desfavorecidos. Lo que acaba de hacer en estas fechas veraniegas el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria es fortalecer el equipo de recaudación municipal, profesionalizar al máximo la cúspide del departamento de Hacienda, de manera que pueda ser más eficiente en el noble ejercicio de exprimir al máximo a los vecinos para poder cubrir los gastos que genera una institución cada vez más cara. Y para hacerlo, se trae de la Comunidad Autónoma a dos funcionarios que cobrarán de las arcas municipales 116.000 euros al año, sin que se hayan producido bajas en el equipo de asesores del grupo de gobierno (PP) que de alguna manera compensen ese incremento en el gasto. Dos años después de haberse hecho cargo del Ayuntamiento, el PP descubre que necesita fortalecer el Órgano de Gestión Tributaria con un director, y para mejor proveer y seguramente para solapar competencias, crear la figura del coordinador general de Planificación Financiera-Tributaria. Hasta ahora se desconoce la identidad de estos nuevos fichajes, pero en el hotel de los líos se da por sentado que se trata de funcionarios de la Comunidad Autónoma que se agencia para el Ayuntamiento el concejal de Hacienda, Agustín Gutiérrez, que los debió conocer durante su paso por la Consejería de Economía y Hacienda de aquellos tiempos en que la dirigía Soria y se produjeron disparates del calibre del Sefcan, el aval a Vanyera o la ausencia de fiscalización del gasto, que pasó a ser aleatoria para que escaparan los de siempre.