Sigue sin poder ser abierto al público el centro comercial El Muelle, también conocido como The Mamotretum por la grandiosidad de sus formas. El Ayuntamiento se ha puesto pejiguera y le ha mandado cambiar escalones y algunas otras chapuzas dignas de Pepe Goteras y Otilio, y no de una empresa de la envergadura de Riofisa. Pero como nunca las desgracias vienen solas -que dice el refrán- ya se empiezan a conocer tenebrosos detalles de las dificultades sufridas por el recinto en fechas tan señaladas como los carnavales, también coincidentes con el día de los enamorados, esto es, con la inauguración misma. Los problemas de abastecimiento de agua sufridos por el edificio en aquellas fechas tan señaladas se localizaron en una llave de paso que no aparecía por ningún lado hasta que el entendido de turno la encontró debajo del escenario del Carnaval. Es una mala racha, no hay que deprimirse tampoco.