Donde nadie sospechaba que hubiera alguna relación con José Manuel Soria, ya ha aparecido. Nos referimos al caso Unión, en cuyo sumario aparece una derivación muy llamativa hacia la Dirección General de Patrimonio, dependiente de la Consejería de Economía y Hacienda. El juez César Romero Pamparacuatro mantiene secretos unos cuantos folios del sumario en los que, con casi total seguridad, se señalan aspectos aún ignotos sobre lo que ocurrió exactamente con el intento de compra-venta de un inmueble en construcción en Arrecife para destinarlo a edificio de usos múltiples de la Comunidad Autónoma. Nombres como el de Carlos Sánchez, hombre de la máxima confianza del vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda, el que grabó el inicio del Soriagate, son señalados por la Guardia Civil como presuntos autores de delitos de cohecho. Les rogamos que no se sorprendan si, con el paso de los días, aparece en liza el inigualable Luis Soria ejerciendo la actividad que retomó cuando dejó la Consejería de Industria, la de intermediario empresarial. Así apareció en el caso Góndola, con su hermano detrás recordando los compromisos al empresario amigo, el dueño de Anfi del Mar. A veces el escándalo parece inabarcable en Canarias.