Tras el resacón, que en algunas plazas durará unas semanas más, el análisis. El cataclismo socialista canario se analiza por fases y en paralelo al diseño de pactos y sus posibles consecuencias en las próximas elecciones generales. En el epicentro de la hecatombe, la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, ya se ha reunido la ejecutiva local, a cuyos mandos se encuentra el histórico Chano Franquis, como si fuera ayer. El análisis no puede haber sido más clarificador: la culpa del descalabro no la tiene la campaña, ni la displicencia de Jerónimo, ni los renuncios de todo un mandato. La culpa la tiene el equipo de concejales que durante estos últimos años acompañó a Saavedra hasta el precipicio, y especialmente uno de ellos, Néstor Hernández. La conclusión no es nuestra sino de Chano Franquis, que formó parte de ese mismo equipo de gobierno, y en calidad de comandante en jefe, durante la segunda mitad del mandato. No se ha convocado aún asamblea de la agrupación local capitalina para debatir los resultados con la militancia, ni se han ofrecido dimisiones o explicaciones sobre la desastrosa campaña del candidato a la reelección. Sólo se ha lanzado un aviso a los navegantes insatisfechos: nada de operaciones arco iris ni otros movimientos críticos. Tengamos el duelo en paz.