José Luis Martín no se mostró este jueves tan prudente como hizo el miércoles su ex compañero de corporación Emilio Fresco. En declaraciones a Diario de Avisos, Martín anunció que iba a ejecutar su particular venganza contra los ex compañeros del PSOE que le metieron en ese berenjenal al promover la denuncia por el caso de Las Teresitas. Una venganza que no sabemos en qué va a consistir pero que de entrada ya parece bastante poco prudente. En primer lugar porque habría de encaminarla el flamante desimputado (volvemos con palabro incorrecto pero eficaz) contra Santiago Pérez, a quien todo el mundo atribuye la paternidad de la denuncia que firmó Insula Viable. Pero se dan dos circunstancias nada despreciables: la primera, que Pérez jamás denunció por cohecho a nadie, ni a sus ex compañeros del PSC ni a los empresarios y funcionarios implicados. La denuncia contenía una relación de hechos que concluía en la atribución de los delitos de malversación de fondos y prevaricación, y este último aún lo sigue teniendo en su haber el señor Martín. Fue la fiscal la que encontró motivos para atribuir a los imputados ese feo delito del soborno. El otro factor a tener en cuenta es que ni Fresco ni Martín, y ni siquiera Santiago Pérez, continúan manteniendo militancia activa en el PSOE, partido del que salieron por diferentes motivos. Y algunos de esos motivos no son para enorgullecerse visto lo visto y analizado todo con el sereno transcurrir del caso que se investiga en sede judicial. Por lo tanto, parece más que recomendable que José Luis Martín celebre que ya no pesa sobre él la sospecha de cohecho y pase página, que la venganza puede venirle fatal.