La historia de las negociaciones de pactos del PSOE con Coalición Canaria está repleta de episodios de torpeza y de debilidad. Ocurrió cuando precisamente Paco Spínola y Julio Cruz, auxiliado por otro talento como Chano Franquis, negociaron el actual pacto de gobierno regional. Cualquier fisura en un ayuntamiento o en un cabildo se traduce automáticamente en pérdida de maniobra y, consecuentemente, en un retroceso en las aspiraciones de cuotas de poder. Las escaramuzas en La Palma o ahora en Tacoronte ya están dando lugar a cesiones bastante bochornosas para el PSOE. La reciente reforma electoral anunciada el viernes tras el Consejo de Gobierno, con una reducción de las barreras electorales al gusto de CC y del PP y alejada de las promesas electorales socialistas es una muestra clara de la debilidad con la que los socialistas están actuando dentro del Gobierno. Sumen a eso el desinfle casi total de la ley de democratización de la Radiotelevisión Canaria, uno de los acuerdos más reseñados del pacto con CC, que se tramita de aquella manera en el Parlamento de Canarias con el objetivo de que llegue al final de la legislatura a aprobarse por los pelos. Nadie en el PSOE da por hecha la caída de Willy García como director general de la cosa porque no hay ni determinación ni fuerza para contrariar a Paulino Rivero, que quiere mantener a su ahijado por los siglos de los siglos.