Resulta cuanto menos paradójico que la comisión del Estatuto del Diputado sea la única encriptada de cuantas están creadas en el Parlamento de Canarias. Los datos que en ella se manejan son absolutamente secretos, seguramente por el deseo del legislador de que jamás quedaran al aire sus propias vergüenzas. De ahí que los miembros de esa comisión contesten a las preguntas de los periodistas con una extrema prudencia y no se atrevan si quiera a explicar el grado de compatibilidad concedido al diputado Manuel Fernández. Ya se sabe, eso sí, que en su día presentó un sencillo escrito solicitando poder compatibilizar sus tareas de parlamentario con las de actividades profesionales particulares, lo que nosotros hemos dado en llamar “coser para la calle”, y así complementar humildemente esos exiguos emolumentos que cobran sus señorías. Pero este jueves el PSOE ha pedido a la Mesa que reclame el contrato al diputado, porque Fernández no lo incorporó a su expediente. Secreto y con un lacónico folio, pero expediente.