Somos conscientes de que puede sonar a prejuicio. Pero les invitamos a que hagan con nosotros un ejercicio de credibilidad. Ante dos afirmaciones contradictorias pronunciadas por el entorno de José Manuel Soria y por el viceconsejero de Turismo del Gobierno de Canarias, ¿cuál creerían sin mayores disquisiciones? Pues eso. Tras conocer los detalles y las dos versiones del nuevo encontronazo institucional protagonizado este lunes por el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, y el viceconsejero canario de Turismo, Ricardo Fernández de la Puente, hemos de inclinarnos por dar la razón a este último. ¿Por desafecto probado contra el líder canario del PP? No, pero sí por sus antecedentes, por su acreditada soberbia, por su táctica de provocación política constante, por sus desplantes continuados y cada vez más agrios al Gobierno de Canarias desde que Coalición Canaria no le dejó compartirlo tras las elecciones de 2011. Frente a ese manojo de inquina política nos encontramos a un viceconsejero que puede presumir de una trayectoria empresarial y política labrada a base de mucho diálogo y de pocos callos aplastados, de más prudencia que porfías, de más serenidad que ansiedades mal diagnosticadas. De la Puente sostiene que el ministro Soria dio órdenes al director de Tourespaña para que cancelara su reunión de las once y media de la mañana de este lunes. Y no se lo inventó, se lo contó telefónicamente el propio Manuel Butler, azorado, víctima de la primera alcaldada de toda una larga serie que ya le prevenimos va a tener que sufrir. “Lo siento, Ricardo, tengo órdenes del ministerio de cancelar esta reunión, espero que lo comprendas”, le dijo Butler al viceconsejero.