Soria no quiere volver a hablar de la polémica contratación de la mujer de su maletero, Larry Álvarez, en el teatro Pérez Galdós. Juan García Luján intentó sin éxito que lo explicara este domingo en Parlamento, y montado en su nube de superación, el presidente del Cabildo se escurrió como pudo. Bueno, como pudo y aplicando una teoría tan absurda como poco creíble: “Me interesa mucho más la política cultural, la cultura con mayúsculas”, y no “esos cotilleos de pasillo, esa política cultural de pasillo. La libertad es otra cosa”. Toma ya. Y puso tres ejemplos de la cultura con mayúsculas: la Cueva Pintada, que él consideró siempre un gallinero y que se restauró gracias a los dineros de Madrid; los foros literarios de Vargas Llosa y el Gran Canaria Ballet. Menos mal que no mentó a Shakira y Operación Triunfo, que los reservaba para su artículo dominical como gran aportación a la política juvenil de su Cabildo. En mayúsculas, claro.