La industria cultural canaria en toda su amplitud está revolucionada. Y no es para menos. El anuncio del Gobierno de recortar en un 65% los presupuestos de ese departamento para 2012 hace presagiar lo peor, la muerte del sector y el paro para miles de personas. La red hierve desde el martes, los teléfonos no paran de sonar entre la decena de inquietos aglutinadores que ejercen de portavoces de un colectivo numerosísimo que abarca desde los promotores de grandes conciertos al pequeño creador con un proyectito de 500 euros. Donde quiera que se ponga el oído se escucha una queja, una protesta, un interrogante. Un par de ejemplos de este mismo miércoles: la directora de la Sinfónica del Atlántico, una pequeña orquesta que promociona a los músicos de aquí con pequeñas actuaciones, deja su continuidad en el aire, lo mismo que los desplazamientos gratuitos para miles de artistas que han podido volar entre las islas para giras y espectáculos gracias a un convenio entre la Viceconsejería de Cultura y Binter por el que cada parte aporta 100.000 euros al año. El debate está abierto y sobre la mesa está lo acertado o desacertado de la gestión realizada hasta ahora, las oportunidades perdidas para redimensionar el departamento ante el tamaño de la crisis, o la verdadera efectividad de algunos de sus macroproyectos. Pero todo debate queda ahora eclipsado ante el empeño de la gente de la cultura por frenar el tijeretazo. El viernes será el día clave.