Decían los que ahora gobiernan en Gáldar que había que echar a Demetrio Suárez de la alcaldía porque tantos años de gobierno socialista habían convertido aquello en una especie de dictadura. El ciclo de Suárez se había completado, es evidente, y ya cometía pecados de veterano político, ésos que parecen inevitables en democracia. Pero los actuales dirigentes municipales han batido todos los records de venganza, mala gestión, rencillas internas y sospechas delictivas en el tiempo que ha transcurrido entre el verano de 2003 y el otoño presente. No lo decimos nosotros, lo ha dicho el alcalde en funciones, José Juan Rodríguez, que sospecha de sus ex compañeros de partido en cosas realmente graves. Algunas requerirían incluso una investigación en profundidad de la Guardia Civil, al afectar directamente a la gestión en la Policía Local.