Por desgracia para Guillermo Reyes y los que los defienden con pasión en algunos despachos y en algunas muy determinadas ondas radiofónicas, no había fotógrafos, ni cámaras de televisión ni helicópteros en el sublime momento en el que agentes de la Policía se le acercaron, se le identificaron y le comunicaron que estaba detenido. Hubieran servido tales pruebas gráficas y sonoras para acreditar ante los voceros del concejal de AFV-Ciuca que una cosa es ser “requerido para declarar” y otra bien distinta pasar por los calabozos policiales, ser fotografiado de frente y de lado, prestar declaración ante los agentes intervinientes y pasar a disposición judicial. Pero a falta de esa prueba, baste con la petición de hábeas corpus formulada por el detenido, una fórmula muy habitual en este tipo de personajes que quieren montarle un pollo a las fuerzas policiales alegando que su detención ha sido ilegal o arbitraria, o cualquier otra vulneración (muy respetable, por otro lado) de sus derechos fundamentales.