Que un político mienta empieza a formar parte de lo habitual, lo que no debería llevar al ciudadano contribuyente a encogerse de hombros y perdonarlo. En cualquier país civilizado, el político que miente es inmediatamente repudiado porque cabe sospechar de él lo peor. Rita Martín mintió (o no se entera, cualidad que también habría de conducir al retiro) al asegurar que no fue Thomas Cook Nordic quien presionó y que el asunto no tuvo repercusión en la prensa escandinava. Según publicó el periódico Travel News, “Thomas Cook presionó a sus hoteles colaboradores en Canarias para que redujeran sus precios para el periodo restante de la temporada invernal mediante la amenaza velada de retenerles sus pagos de diciembre tres o cuatro semanas sobre el periodo ordinario de liquidación”. En la carta a los hoteles, explicaba este diario el pasado 26 de enero, “se argumenta una falta de liquidez que ha sido inmediatamente desmentida por el CEO de la división nórdica de Thomas Cook, Sam Weihagen”. O sea, que hubo presión y hubo repercusión mediática. A ver, Rita, cuéntanos otra.