No arrendamos las ganancias a ninguno de los partidos políticos que se mueven como pueden (y saben) en Lanzarote. Los más corruptos (o presuntamente corruptos), porque hay jueces y fiscales que hace tiempo que tiran y tiran de la manta hasta límites in illo tempore insospechados. Algunas instituciones, como el Cabildo de Manuela Armas y Carlos Espino, se empeñan en imponer la legalidad frente a unos poderosos intereses empresariales que no se detienen en barras y compran todo tipo de voluntades (especialmente mediáticas) para que impere el poder al estilo Tahiche. Los menos corruptos intentan, cada cual a su modo y con sus propios yugos, ir cambiando las cosas, aunque sea al golpito. Incluso en Coalición Canaria hay aún quienes creen que lo mejor es perpetuar el poder de Dimas, e invocando una supuesta “unidad nacionalista” que en realidad es oficializar la Cosa Nostra, repudian el pacto de Teguise.