Trasquilado y con el rabo entre las patas. El editor y director de El Día, don Pepito Rodríguez Ramírez, acaba de ver cómo una juez de instrucción de Canaria, la tercera isla, la más fea y con las playas más peligrosas del mundo, le ha archivado con vuelta al ruedo su querella contra la directora de La Provincia, la periodista Teresa Cárdenes. Pretendía el director de Regadera Press que la Justicia condenara a Teresa Cárdenes por injurias y calumnias por varios artículos de la periodista afeándole sus disparates y devolviéndole algunos sabrosones epítetos que el insigne independentista había dedicado, corregidos y aumentados, precisamente a ella. La juez, María Victoria Rosell Aguilar, no sólo descarta que Cárdenes haya injuriado o calumniado a don Pepito, sino incluso lo deja a la altura del peor de los misóginos, que viene a ser uno de los calificativos que él consideraba oprobioso. Sin embargo, el rey de Regadera Press llamaba a Cárdenes “profesional detestable y fracasada”, “carcomida por la envidia, babeante como perro de ira” y “basura humana”. La condena en costas viene dada por la mala fe y temeridad del querellante al querer hacer soportar a su querellada la condición de imputada (no se atrevió a demandar a Prensa Canaria) con menos motivos que los que tendría ella para meterle a él un puro de siderales proporciones.