Daniel Cerdán puede ser sectario, excluyente y hasta pelín ultrachicharrerista, pero no es tonto. Sabe perfectamente cuál es el papel que ha de jugar estos meses: salvar la imagen del que ha sido su jefe estas dos últimas décadas y, si le cuadra, echar una mano a que Coalición Canaria obtenga unos buenos resultados el 27 de mayo. Ya se puede ir preparando Juan Fernando López Aguilar porque lo que el PSOE sufrió con Alfredo Urdaci va a ser una broma al lado de lo que vamos a ver a partir de este martes. Cerdán no es ni siquiera apoyado por Paulino Rivero, el candidato de CC, que apostaba por el subdirector de Diario de Avisos, Juan Manuel Bethencourt, al que ni llegó a telefonear porque sabía cuál era la apuesta de Adán Martín. Por lo tanto, en el caso de que el próximo presidente fuera Rivero, el nuevo director general tendría los días contados. Así las cosas, estamos ante un nombramiento medido, tanto en lo temporal como en lo político. Deplorable.