Ni siquiera los partidos de la oposición que han sido en el Parlamento de Canarias se habían atrevido a tanto con una institución creada por esa misma Cámara para canalizar de alguna manera el recurso al pataleo de los ciudadanos de las Islas. El PP, que a veces no se sabe muy bien qué papel interpreta, rebasó este jueves todos los límites del respeto institucional y ciudadano diciendo, entre otras lindezas, que el informe anual de 2008 del Diputado del Común “no es riguroso” y hace una crítica “sin fundamento” la brillante e intachable gestión del Gobierno de Canarias. El encargado de la estulticia fue un perfecto desconocido, el diputado por Lanzarote Fernando Figuereo, quien fuera en los peores momentos de la corrupción del PP canario presidente del Comité de Derechos y Garantías, el que debió actuar con mayor firmeza con los detenidos y acusados de delitos muy graves. Y no actuó claro, salvo cuando le llamó Soria.