Atentos a los colosales defensores de la presunción de inocencia, a los enemigos de los juicios paralelos, a los espadachines flamígeros que arremeten sin piedad contra todos los que osen exigir responsabilidades políticas antes de que haya una sentencia firme y una bula papal. Porque esos y no otros son en estos momentos los que han cambiado la espada flamígera de los derechos fundamentales por la guillotina sin defensa, la balanza de la Justicia por el hábito de la Inquisición, la pureza de espíritu por la insidia y las insinuaciones más despiadadas y torcidas. El caldo de cultivo lo ha propiciado la investigación secreta que se sigue en Lanzarote dentro de la Operación Unión, donde parecen haberse mezclado churras con merinas, bolsas con altas sumas de dinero para sobornos con licencias de apertura de un teatro público, familias señeras de la isla con parientes de la Casa Real española. Y algún socialista, y es ahí, en la presencia de gente del PSOE, donde arranca la triste historia del periodismo carroñero que les vamos a acercar hoy.