Pero ya puestos a buscar compatibilidades en las prioridades municipales de Las Palmas y a encontrar el máximo de rentabilidad al presupuesto público, observemos con atención y la correspondiente mala uva el presupuesto que el mismo Ayuntamiento se gasta en el centro Gánigo, destinado a dar tres comidas calientes a las personas con más necesidades en el municipio. La partida que se dedica a estos menesteres es de 100.000 euros al año, es decir, 1,6 veces más que el contrato que este jueves quedó sobre la mesa de la ídem de Contratación. Pero si comparamos esos 100.000 euros con los 60.000 que doña Pino Esther Rivero dedica a ágapes y saraos, detrayéndolos de la concejalía de Educación, nos encontramos no sólo ante una acusación de demagogia que nos va a caer en cuestión de segundos, sino ante una absoluta pérdida del sentido de la medida. Claro que también es cierto -y también tiene su puntito de demagogia- que los clientes de Gánigo no sirven para llenarle a Soria los actos multitudinarios a los que cada vez acude con más frecuencia. Y lo que nos rondará, el moreno.