Justo cuando se cumplía el primer año de los ayuntamientos elegidos por los ciudadanos el 22 de mayo de 2011, el presidente de Coalición Canaria de Telde, Antonio Hernández Lobo, presentaba su dimisión y anunciaba que no optará en el próximo congreso a repetir en ese cargo orgánico. Hernández Lobo, cada día más aislado en la formación nacionalista tras algunos requiebros que nadie comprende aún, también eligió para su dimisión el sendero del enigma. Porque nadie a estas alturas logra explicarse a qué ha venido esa marcha tan extemporánea, casi levantisca. Antonio Hernández Lobo parece querer apuntar algunas claves en su comunicado de despedida: huyo de los personalismos, por eso me voy, lo que equivale a decir que el que no actúe como yo lo hago no está anteponiendo los designios del partido a los suyos propios. Pero en realidad su marcha ha tenido dos lecturas muy extendidas, cada cual más perjudicial para la trayectoria política de este líder del nacionalismo teldense.