Siempre fuimos muy críticos con los comienzos del Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, que se comportaba de modo errático a excepción de lo que se refería a la colocación de la alfombra roja y la invitación a los grandes del séptimo arte. El objetivo era que el alcalde o la alcaldesa de turno salieran en la foto, y alrededor de esa premisa giraba el certamen. Pero detrás, entre bambalinas, el director, Claudio Utrera, trabajaba para consolidar el festival dentro del circuito español, y parece haberlo conseguido. La prestigiosa revista francesa Cahiers du Cinéma recoge, en su versión española de este mes, una mesa de debate sobre festivales en los que aparecen cinco directores: los de Gijón, San Sebastián, Sitges, Valladolid y Las Palmas de Gran Canaria. Algunos de ellos están a punto de cumplir los sesenta años, y el de Las Palmas de Gran Canaria, el más joven de todos, alcanzará los diez en su próxima edición.