Miren que es malo el mes de agosto para hacer una fiesta de cumpleaños y pretender encima que haya mucha concurrencia. Y quien dice agosto dice finales de julio, porque fue durante los últimos días de julio cuando la alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, Pepa Luzardo, programó una fiesta sorpresa en la terraza El Cielo, de esa misma ciudad, con el fin de agasajar a un amigo íntimo y personal que cumplía años. La fiesta resultó muy grata y entrañable, pero no acudió masivamente el personal convocado, ni por la parte empresarial ni por la parte política, ni siquiera por la parte política más allegada al agasajado y a la agasajante. Vienen muy bien estas pruebas de afecto para comprobar hasta dónde llegan las amistades y hasta dónde las conveniencias. Y eso que la doña tiene mando en plaza todavía.