El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Firmas aterrorizadas
Virgilio Gutiérrez puede ser considerado un hombre del aparato de ATI, como decíamos. Fue número dos de Zaya en la frustrada Bienal, y dimitió cuando literalmente se quedó colgado de la brocha tras la renuncia del crítico de arte. Apoyado por los poderes fácticos tinerfeños y por un sector de la Escuela de Arquitectura de Las Palmas de Gran Canaria, el nuevo decano de los arquitectos causa auténtico terror entre los profesionales cuando de discrepar se trata. Precisamente cuando se recabaron firmas contra la rescisión del contrato del equipo de Basa (lo que se hizo con unos modales impropios de quienes estudian una carrera tan larga), hubo serias dificultades para conseguir un puñado de apoyos en Tenerife. Los arquitectos reconocían que era una cacicada lo que se pretendía hacer, pero temblaban de miedo al recordar el poder que teóricamente ejerce el nuevo decano del voto perdido.
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