No resten ustedes ni una pizca de importancia a lo ocurrido este martes en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria con los dos concursos declarados desiertos por el nuevo gobierno municipal. La historia de este consistorio no está precisamente preñada de acontecimientos así, y mucho menos acompañados de un minucioso estudio de todo un proceso y de la forma de actuar de un funcionario concreto en toda la tramitación. Ricardo Cabrera, el funcionario cuyo proceder ha quedado cuanto menos en entredicho, ha sido inmediatamente defendido por el PP, lo que podría dar lugar a las más variadas y hasta inofensivas teorías. Nosotros nos quedamos con la más sanota de todas, la que colocaría bajo sospecha todos los expedientes tramitados por este señor si el PP diera por bueno lo que este martes quedó de manifiesto en la Mesa de Contratación.