Miguel Ángel Parramón pretendía alargar la prisión preventiva de Perdomo en evitación de que, en libertad, pudiera despachar las pruebas que el magistrado cree que existen todavía. Una de esas pruebas es un disco duro de un ordenador personal en el que -estamos seguros- no está dibujado el organigrama de la trama de Megaturbinas de Arinaga, ni mucho menos. Pero cada cual es muy libre de creer lo que quiera, y los demás, de hacerle la ola. También pretendía Parramón ablandar el espíritu de Perdomo, pero está más que comprobado que cuando un preventivo se pone a jugar a Gran Hermano, es capaz de todo con tal de ganar la batalla y el premio final. Mucho más si desde afuera te están esperando grandes promesas de recolocación si terminas a cambio de renegar de tus últimos meses y si tu partido se muestra capaz de hacer borrón y cuenta nueva. El secreto está en el silencio.