Un poco de serenidad y menos papanatismo vendrían bien en la carrera abierta en Canarias en pos de qué isla capitalina coloca más vías de tren. O de tranvía, que viene incluso a rimar. Los altos costes, el alto consumo de territorio y la aún pendiente de demostrar rentabilidad aconsejan prudencia y templanza, además de otras cualidades y virtudes cada vez menos frecuentes cuando de rivalizar se trata. En regiones y ciudades más civilizadas empiezan a triunfar alternativas más avanzadas que, con un coste de sólo el 10% de lo que supone implantar un tranvía, resuelven los problemas de transporte de modo satisfactorio y ecológico. Una de esas salidas se llama Autobuses de Tránsito Rápido (BRT en siglas inglesas), movidos por sistemas híbridos con biogas y utilizando carriles exclusivos, pueden ser la solución para vías urbanas y trayectos interurbanos de cercanías. O no tanto. Ya hay cerebros locales analizándolo. Y estará en programas electorales próximos.